La economía de mercado, ligado a la competencia y a la ley de oferta y de demanda han propiciado que comprar un grifo se vuelva toda una aventura. Los fabricantes no dejan de innovar en un mercado que, lejos de quedarse estancado, se reinventa a marchas forzadas. En una sociedad que no puede aislarse de los conflictos sociales, la posibilidad de regular y controlar la cantidad de agua que se usa con un simple dispositivo y minimizando el esfuerzo se han convertido en uno de los aspectos claves a la hora de decidirse por un modelo. Aunque no se pueden olvidar otros puntos muy a tener en cuenta.
El manual del buen diseñador hará, como siempre lo ha hecho, hincapié en que el principal criterio que se debe seguir en la elección de un grifo es en la apuesta por materiales duraderos que consisten en nuevas resinas, encimeras sintéticas, aglomerados, revestimientos antideslizantes que convivan de la mejor forma con la humedad y acabados con barnices de alta resistencia. Pero, ¿basta con eso?
Como comentábamos al principio puede que los criterios de selección hayan cambiado sensiblemente y ahora sea importante buscar modelos que respeten al medioambiente y que disminuyan la cantidad de agua que se usa. Esta decisión, además, repercutirá en nuestro bolsillo ya que veremos recortada sensiblemente la factura del agua.
El modelo más clásico es el que va colgado en la pared, la solución más eficiente para lavabos de altura colocados sobre la encimera. A pesar de que atractivamente resulta una opción muy interesante, lo cierto es que también son piezas con un coste más elevado y que requieren una obra en la pared que, en caso de avería, puede condicionar todavía más el presupuesto. En este sector los diseños son amplios y variados. Desde las versiones con acabados rectos a los que son de forma redonda. Aquí, más que fijarnos en la funcionalidad exclusivamente, deberemos elegir el modelo que más nos guste o satisfaga nuestra inquietud diseñadora.
Donde el margen de elección se amplía considerablemente también, es en la elección del sistema de encendido del agua. Hay grifos que tienen la palanca en la parte superior, mientras que otros los tienen en uno de sus lados o, directamente, no disponen de manivela y se activan por sensor de movimiento, una opción tremendamente atractiva a la par que problemática por su coste y por su reparación en caso de avería. Otro género es el que, en lugar de manivela, funcionan con una rueda.
Por último, es importante tener en cuenta que los fabricantes, cada vez más, apuestan por dar color a la grifería aunque es cierto que con modelos bien distintos. Hay estilos muy finos y sobrios en los que el blanco y el negro conviven de una forma estética y elegante mientras que en otros los colores vivos colapsan la pieza produciendo un efecto más bien divertido.