No es una habitación al uso, pero tampoco es un simple pasillo. El distribuidor, ese espacio donde se abren varias puertas es más que un lugar de paso, por eso lo distinguimos del recibidor. Por tanto, podemos aprovecharlo para crear una estancia, aprovecharlo para colocar armarios o un agradable rincón de lectura.
Lo primero que debemos considerar es el espacio real del que disponemos en nuestro distribuidor. De nada nos vale intentar poner grandes muebles que dificultarán el paso o el acceso a las demás habitaciones. Si no es muy grande, una de las mejores opciones es colocar plantas y un pequeño taburete con algún objeto de decoración. Otra opción muy buena es colocar una cajonera y aprovecharla para poner objetos que no necesitamos a diario, pero que tampoco queremos relegar a altillos o trasteros.
Si por el contrario es de un tamaño mediano, una posibilidad muy interesante es convertirlo en una pequeña oficina o lugar de lectura y para escuchar música. Así crearemos un espacio de relax, donde por ejemplo sentarnos a disfrutar de un buen libro, mientras el resto de la familia ve una película en el salón. Además podemos colocar baldas para exponer cuadros o discos antiguos.
Si el distribuidor es lo suficientemente grande, podemos colocar armarios como desahogo para las habitaciones. Podemos emplearlos para los abrigos de invierno, o como armario lencero para la ropa de cama y las toallas. Podemos incluso convertirlos en un pequeño vestidor poniendo perchas en las paredes o cubrir una pared con una cortina semitransparente, ganando al instante espacio que antes quedaba inutilizado.
Así pues, demos rienda suelta a nuestra imaginación y aprovechemos cada rincón del hogar. ¡Las opciones son infinitas!
Fuente Imágenes: Pinterest