Las mesitas de noche han dejado de ser un elemento utilizado únicamente para apoyar el despertador, un libro o una lámpara. Siguen siendo útiles para apoyar pequeños objetos que necesitamos cerca antes de dormir o al despertarnos, pero se han convertido en sí mismas en todo un objeto decorativo.
¿Quién dijo que las mesitas de noche de ambos lados de la cama debían de ser iguales? Si vivís en pareja no dudéis en dar rienda suelta a vuestros gustos personales. ¿Ella prefiere leer? Puede elegir una mesita-librería. ¿A él le gusta contar con espacio para sus cosas? En ese caso es ideal una mesita-cajonera.
Para aquellos dormitorios en los que el espacio no sobra, son especialmente útiles los cabeceros-mesita. Algunos pueden realizarse a medida cubriendo toda la pared y aprovechándolos además como estanterías de obra. Otra opción es suspender las lámparas del techo o colocar leds en el cabezal de la cama con el fin de ganar más espacio en la superficie de las mesitas.
Las camas japonesas o futones no tienen por qué ser un impedimento para contar con una mesita de noche. Existen multitud de opciones que se adpatan a la altura de nuestra cama, sea cual sea.
Y para los apasionados de las manualidades, ¿por qué no cambiar nuestra mesita de forma o color cuando nos apetezca? Con unas maderas, un palet, unos libros o un taburete, podemos ir cambiando de mesita de noche y romper con la monotonía. Podemos también forrar con tela una mesita vintage que encontremos en algún anticuario, o pintar con spray de colores las que ya tenemos. Para los amantes del arte, con una balda de vidrio y una escultura se puede realizar también una pequeña mesa. Las posibilidades son, una vez más, infinitas.
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