Mies van der Rohe, cuando “menos es más”
La primera impresión que se asocia con el nombre de Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán, Alemania, 27 de marzo de 1886 –Chicago, Illinois, 17 de agosto de 1969) pasa por su legado como arquitecto. Un gusto por cuidar los detalles, ligado siempre a su principal lema “menos es más”, le llevó a caballo entre la arquitectura, donde se le reconoce una gran labor, y el diseño de muebles.
La conocida silla Barcelona lleva su firma, un diseño que se originó para el pabellón alemán en la exposición universal de Barcelona de 1929 que encandiló a todos los asistentes convirtiéndose en un icono escultural a la par que un mueble muy cómodo cuyo primer aspecto característico es el de que fue el primer mueble diseñado con acero inoxidable.
La marca Knoll, que posee los derechos comerciales, fabrica varios modelos cuyos precios se adaptan a las exigencias del cliente. La versión más económica es la que está hecha con un determinado tipo de acero y un acabado en croma cuyo precio oscila sobre los 3.500 dólares americanos, unos 3.000 euros al cambio actual, y los 5.500 dólares, unos 5.000 euros, que cuesta la versión fabricada con acero inoxidable, hecho de una pieza. Otra peculiaridad de esta silla que causó furor entre los reyes de España cuando visitaron la exposición y las usaron como tronos, es que prácticamente la totalidad del proceso de creación está hecho a mano.
A pesar de que su faceta ligada al diseño de muebles fue muy corta, sobre todo en comparación con la de arquitecto, se estima que Van der Rohe dedicó su talento a los muebles entre 1927 y 1931, su obra ha dejado un gran potencial. No solamente con la silla Barcelona, sin duda su obra más reconocida, sino también con una silla y una butaca para la Villa Tugendhat.