En un salón de pocos metros lo ideal es elegir piezas que pueden cumplir con más de una función. Los puffs son un buen ejemplo: son reposapiés, asientos adicionales, puntos de apoyo y, en función del modelo, hasta tienen espacio para guardar.Los hay de muchas formas y dimensiones:
-
puff a forma de pera: aliado del descanso, es ideal para echar una siesta sea donde sea
-
puff a forma de cubo: es el clásico puff pequeñito hexagonal, con estructura rígida, y que es válido tanto como asiento que como reposapiés
-
puff taburete: pequeñito y discreto gracias a sus líneas minimalistas, se usa como taburete o como asiento auxiliar
-
puff lounge: con forma parecida a la de la chaise lounge, es ideal para relajarse
-
puff cama convertible: une la decoración a la funcionalidad, puede ser a la vez puff, sillón y cama de dormir; es ideal como cama supletoria
-
big puff: como dice su nombre es bastante grande, suele haber un tamaño de 180×140 y en ello se pueden tumbar varias personas a la vez
-
en fin para los apasionados de los deportes, hay casas que han sacado el puff futbol y el puff basket.
Puff: ¿rompedor o en armonía con el ambiente?
Nuestro consejo es elegir el puff en armonía con la decoración del ambiente donde lo colocaremos. En un ambiente clásico lo ideal es un puff con líneas sobrias. Para los más atrevidos, un puff que rompa con los esquemas. En un ambiente moderno, se pueden combinar puff de forma diferente y tonalidad similar o, muchos puffs de forma igual y color diferente. Cuando en lugar de uno se elige poner dos, las combinaciones se multiplican. Por ejemplo los puffs de distinto tamaño y color dan mucho dinamismo y pueden ir coordinados con los cojines del sofá.
Los modelos sin base son fáciles de mover y de renovar, basta con hacerles una funda. Si el puff tiene patas, se puede poner una funda que le oculte las patas y además es fácil de quitar para poderla limpiar. Los puffs de fibras son buena elección para interior y exterior. Un puff cuya rafia está pintada de blanco es atemporal. Si aun no tenéis por lo menos un puff en vuestra casa, no dudéis en conseguir uno, pero cuidado, ¡crean adicción!
Francesca Carè