Viaje en el tiempo desde el salón retro
Es arriesgado, sí, pero puede valer mucho la pena. Apostar por los complementos retros no solo otorga a tu vivienda un aire distinguido sino que puede suponer en algunos casos una maravillosa sorpresa. Si te enteras de algún rastrillo cerca de tu zona de residencia o de alguien que vende sus muebles porque quiere cambiar de vida, no dejes escapar esta oportunidad de oro para encontrar piezas únicas e irreemplazables. Un mercadillo puede ser el principio de una gran relación ya que mucha gente aprovecha para deshacerse de muebles antiguos a un precio casi regalado sin llegar a identificar cuál es el auténtico valor.
El problema puede surgir cuando, una vez en casa, no sabes qué hacer con la nueva ‘joya de la corona’ y tienes dificultades para encontrarle el espacio. Puede que entonces la solución más divertida sea cambiar el espacio entero.
Pero, ¿cómo le doy a mi salón de estar un toque retro? Aquí tienes algunos consejos con los que empezar a idear ese espacio que le dará a tu casa un toque especial e inconfundible del que presumir no solo ante las visitas sino también en las redes sociales y, quién sabe, si en alguna revista.
Para empezar, si hay un mueble que preside con claridad la sala es un sofá. Su principal característica, así como la del resto de muebles que completarán el salón, es que tienen unas líneas de diseño muy rectas y estilizadas, donde predominan la ausencia de ornamentos y elementos decorativos. Así mismo, los tonos de colores no son demasiados chillones sino que más bien pasan muy desapercibidos porque es un estilo en el que predomina la rectitud de las líneas de diseño.
La segunda época de la tendencia Retro, la que surgió a partir de los años 60 coincidiendo con el movimiento hippie, sí que apuesta por colores más llamativos, aunque siendo fieles a la forma recta del mueble. No falta, en butacas y sofás, tapizados que emulan la piel aunque no es extraño encontrarse algunas piezas tapizadas con terciopelo o pana, aunque son materiales mucho más caros.
Otro elemento identificador del estilo Retro es que las patas de los muebles suelen ser delgadas, rectas y cilíndricas. Ya sea de una gran mesa de comedor o de una pequeña mesa auxiliar. El mismo criterio se aplica a los muebles-bar, un complemento muy propio del estilo y en el que no puede faltar una puerta o vitrina de cristal para que la oferta alcohólica quede bien expuesta, así como cajoneras en los que las líneas de diseño se intercalan con curvas en los cajones, por ejemplo. En estos muebles impera la madera clara, un material robusto, resistente y muy bien tratado, aunque es de los más frecuente encontrarla combinada con el cristal, entre otros elementos.
Si nos merodea la idea de apostar por este estilo, puede que algunas producciones televisivas norteamericanas nos inspiren a la par que nos entretienen. Es el caso de la serie Mad Men, uno de los referentes de la pequeña pantalla y cuyos escenarios exhiben un gusto exquisito.