“El término empleado para referirse a objetos o accesorios con cierta edad, que no pueden aún catalogarse como antigüedades, y que, como los buenos vinos, se considera que han mejorado o se han revalorizado con el paso del tiempo”. ¿A qué crees que nos referimos? Efectivamente, al concepto Vintage. Este estilo que abarca muchas manifestaciones se ha puesto de moda como un concepto rompedor en el mundo del diseño.

Cada vez es más común ver, en un salón de diseño clásico, un elemento vintage que rompe esa armonía intentando crear un efecto de atracción y atención y dotando al espacio de un toque peculiar. Pero, ¿cómo sabemos que un objeto cumple con los requisitos para ser considerado vintage?

Lo fundamental, para hablar con propiedad, sería diferenciar entre una cosa que es retro y otra que es vintage.

Algo retro evoca un tiempo pasado pero no necesariamente puede pertenecer a él, por lo que puede estar construido hace relativamente poco, mientras que algo vintage se mantiene fiel al estilo que reinaba cuando fue concebido, lo que lo dota de un valor económico más alto dada su exclusividad.

El estilo de decoración vintage hace referencia a prácticamente cualquier pieza que vaya desde la década de 1920 hasta 1970, a partir de objetos que evidentemente no son nuevos y que usan accesorios vanguardistas y modernos. Precisamente es el choque de esos diseños desfasados con aquello que consideramos moderno lo que regala un estilo peculiar, distinto y cada vez más preciado.

A pesar de ese margen de época, también se consideran vintage muebles de estilo francés o victoriano. Normalmente este tipo de piezas suelen coincidir en algunos aspectos como por ejemplo la tonalidad muy viva de sus colores, la facilidad que tienen para no pasar desapercibidos, como por ejemplo los estampados de flores, así como su forma a veces estrambótica. Lámparas, sillas, sillones o armarios tienen un estilo muy definido que los identifica de una forma fiable. Algunos de los objetos que responden a esta corriente son un teléfono de los años 50, jarrones de colores pastel y estampado, baúles de viaje o complemento de grifería antigua en el baño, entre otros.

Otro de los detalles que identifican y dan valor a los muebles vintage son los decapados, un proceso que consiste en eliminar la capa superficial de pintura con la que cuentan las piezas, dejando al descubierto la pintura anterior que, aunque pueda tener un aspecto desaliñado, supone un gran atractivo.

Una ventaja de este tipo de piezas es que se pueden adquirir por un precio asequible en mercados de segunda mano o rastrillos logrando auténticas gangas. Además, normalmente la calidad de estas piezas supera con creces la calidad de las piezas baratas y fabricadas en cadena que se pueden encontrar hoy en día.

A partir de aquí, cada uno deberá elegir si prefiere mantener las características originales, o lo más originales posibles, o apostar por una restauración que podría incrementar el valor de la pieza de cara a una futura venta.